¿ Por su naturaleza
y su sentido de pertenencia a una sociedad, el hombre, al exteriorizar su
sentir, al objetivarlo, siente la necesidad de compartirlo. Ya sea poeta, actor,
músico, filosofo, pintor, escritor... comparte su experiencia con el mundo
exterior. Al menos, intenta hacerlo. Para él, eso implica un sosiego que calma
la angustia provocada por lo efímero de su existir. Ello, le supone
trascendencia.
Una Obra de Arte que jamás ha sido vista, es como un beso
dado a nadie. Un acto de Amor lanzado al aire. Un pensamiento nunca dicho, o
una reflexión jamás expuesta.
Aunque existiera un estado de aislamiento,
circunstancial o deseado, el Arte no cierra su ciclo, en tanto no sea objetivado
y suscite una reacción en alguien más que no sea el propio creador. El tiempo
que transcurra para ello no importa, aún si rebasa la temporalidad del que la
creó; pues es justo en ese instante, cuando provoca, cuando suscita, que la Obra
de Arte trascienda la temporalidad y perpetra su cometido.