Tácitamente, no.
Aunque algo se pudiese encontrar.
El Arte en el paso intrincado de la
historia, se vio enfrascado e imbuído al servicio de la clase en el poder. Eran
ellos, los que encargaban a los artistas para que estos reflejaran o ilustraran
su devenir. O lo que querían o creían ellos que era su devenir y su sentir. Así,
el mecenazgo determinó en total medida la cración. Sin embargo, en el modo de
hacerlo, más que en el objeto en sí; en los trazos, en los rasgos y en las
técnicas y resoluciones empleadas, podemos apreciar algo del propio sentir del
artista. Para ello se requiere una visión crítica y analítica.
No es
hasta la conteporalidad, que el Artista logra expresar abiertamente su sentir.
En un marco vertiginoso, consumista, controvertido. Y en esa controversión sus
juicios disputables son sostenidos bajo premisas de conquista y poder.
Los museos albergan productos de la expugnación, mientras que las galerías
comercian con ellos.
Una Obra de Arte no irremediable y únicamente entra
o sale de los museos o galerías. Una Obra de Arte puede estar lejos de
ellos, no haber pasado nunca por ellos y ser, una Obra de Arte, pese cualquier
juicio de valor.