De igual manera
podríamos preguntar: ¿ Quién o qué determina que un acto es un Acto de Amor
?
Los juicios de valor igual que los criterios, se modifican en el
tiempo. Se establecen a partir del quorum, del raiting, de la moda, del
sensacionalismo y la demanda. La publicidad, la mercadotécnia, la difusión y
los medios intervienen en ello. Lo que creemos que hoy no sirve, mañana se
vuelve parangón, prototipo a seguir. Y lo que hoy consideramos como vanguardia,
mañana se olvida y se desecha.
El tema, por demás abstracto y
controvertido, nos remite a críticos e historiadores. Y por conformidad o pereza
de reflexión, acatamos sus juicios.
Una obra, es una Obra de Arte, cuando
nace en lo profundo del sentimiento y necesita exteriorizarse. Cobrar vida.
Salir y formar parte del mundo exterior. Darse al mundo. Provocar algo en el
espectador. Modificar en algo su entorno.
En una conversación con un gran
amigo pintor, me sorprendí al saber que había abandonado la Pintura, despues de
dedicarse toda su vida a ella, pues a su juicio la computación, el ploteo y la
cibernética, eran el Arte actual y del mañana convirtiendo la pintura de
caballete en obsoleta. Debatimos sosteniendo yo que no importaba el medio,
la técnica o la herramienta para expresarse, mientras prevaleciera la necesidad
intrínseca e inacallable de manifestar algo. De crear sacando a la luz una
intención nacida en la necesidad de transmitir algo, de decir algo, que grita
por salir de alguna manera. Además, la Pintura en específico, ha tenido varias
muertes en el correr de la historia. Más siempre resurge y se restablece en la
cúspide de las Artes Plásticas.
El Arte, el Artista, la Obra de Arte y el
Espectador cuando se involucra, están más allá del bien y del mal. No hay
reglas. Pudiera haber parámetros, pero es necesaria una apertura y entrega total
por parte del Artista y del Espectador.
La medida de entrega,
autenticidad y compromiso total del Creador, del Artista, como vehículo, como
medio, como un obrero del Arte. Y del Espectador como receptor final, son los
dos vértices de la base del triangulo mágico, energético, cuántico......del
Arte. Y en el tercer vértice aparece enigmática: la Obra de Arte.
Son el
Artista, la Obra de Arte y el Espectador, lo único que determina cuándo una obra
es una Obra de Arte. Siendo que, cuando sucede y se crea esta interrelación
atemporal entre los tres, implican: Arte.