La captación de lo que produce una Obra de Arte varía para cada espectador, aún siendo la Obra clara y descriptiva. Aún si ostentara símbolos, signos o señales de uso común.

La variante estriba en la interrelación personal y única que cada espectador establece con la Obra. Siendo precisamente esa interrelación la apoteósis del Arte, el objetivo de la Obra. No la Obra en sí, sino lo que origina, lo que suscita. El sentimiento, pensamiento o reacción que provoca. Y eso es personal, inefable y único. Intransferible y particular. Incluso un mismo Espectador respecto a una misma Obra, tiene una acepción diferente cada vez que la observa, dependiendo de las circunstancias, según el momento.

Y es ese momento justo, cuando una obra adquiere su status de Obra de Arte. Y el Arte, el sentir del Artista, crea una correspondencia a modo de amalgama entre lo transcrito por el Artista en un inicio y el significado o representación de lo que el Espectador capta en cada particular momento. Siendo esa multivariable acepción, la ambígua característica del Arte.
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¿ El Arte es susceptible de cambiar su acepción, dependiendo del espectador ?